MANUEL ATANASIO FUENTES EN OJOS Y PLUMA DE VENTURA GARCÍA CALDERÓN

Famosísimo satirista y polígrafo fué este Don Manuel Atanasio Fuentes, cuyo libro de amor a la LIMA antañona, traducido al francés y al inglés, figura en todas las Bibliotecas del mundo.

Su crítica suele ser tan circunstancial y menuda que ha perdido toda alevosía aquel «Murciélago alevoso»,_ como solía llamarse a sí mismo. Poca cosa podemos desgajar de sus ALETAZOS, reedición parisiense de su diario maldiciente y malévolo, fundado en 1855, o del RAMILLETE que publicó contra el infortunado gobierno de Piérola. Pero lo salvan del olvido su afán cultural, su criollismo, su amor entrañable a la ciudad vieja, de la cual ha eternizado, como Don Ricardo, muchos aspectos declinantes: costumbres y tipos de la calle que tal vez habrían desaparecido de la memoria del Perú, si el observador no los hubiera fijado para siempre en su álbum famoso.

La mejor historia de su vida la ha escrito él mismo en su BIOGRAFÍA DEL MURCIÉLAGO, réplica a un folleto bastante encarnizado del Colombiano Samper y publicado con el seudónimo de El Vampiro. Sincerándose o refiriendo sus andanzas que podrían ser las de una vida romántica, Fuentes nos cuenta sus años de colegial bajo pintorescos maestros de palmeta y caja de rapé, el latín obligatorio, su grado de bachiller en Filosofía y Cánones en 1836, su orfandad a los 17 años, la protección de Santa Cruz a su familia, su primera revista satírica: EL BUSCAPIQUE, y sus calaveradas de tenorio, su breve vida militar, su estancia en provincia donde «Don Manongo Bachiller» pasa ya por un hábil tinterillo, su viaje a Europa en 1845 a fin de traer al Colegio de la Independencia un gabinete de física e historia natural, sus aventuras de toda índole, conjuraciones, destierro a Chile, sin olvidar su empresa de vendedor de agua… Todo ello compone una desordenada y extraordinaria existencia de escritor de la era republicana. Con un poco menos de prolijidad en la defensa propia y mayor desparpajo en el relato de intimidades, pudo ser este librito un incomparable libro de memorias y casi una divertida novela picaresca.

Si el sagitario acertaba en su puntería, sus adversarios no eran mancos y nos quedan muchos testimonios de esa réplicas que le escocían al burlón, como suele suceder con todos los de su casta. Su graciosa BIOGRAFÍA, no siempre puede ocultar la ira o el despecho. El tiro es más cerrado en el libro de Rojas y Cañas mencionada en nuestra Bibliografía (SERENATA AL MURCIÉLAGO) pues ahí se le niega todo, hasta ingenio, se le llama sin ambajes «asesino de pluma», «especie de Bravo literario», «animalejo chupante», «pajarraco implume», «ave con ubres», «payaso de la prensa»; se habla de su venalidad y de su «pluma sinapística», amén de otras lindezas. No sabemos que replicara Fuentes; pero había empezado a pedir con tono casi lacrimoso a todos sus amigos y conocidos certificados de honorabilidad que demuestran cúan vulnerable era el satirista.
PARÍS 1938.

~ por nemovalse en octubre 6, 2011.

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